Los mayores fracasos de la movilidad eléctrica

La propulsión eléctrica ya es una de las grandes revoluciones del sector automovilístico y de la movilidad en general. Ahora que la conciencia medioambiental aumenta (por desgracia no tan rápido como la concentración de GEI) este tipo de propulsión es abrazada como la solución ideal. Pero pese a las buenas intenciones, son muchos los proyectos que se han quedado por el camino. Os presento los mayores fracasos de la movilidad eléctrica.

Como podéis ver en la imagen que ilustra el articulo, el TOP4 de los mayores fracasos de la movilidad eléctrica está protagonizado por compañías que a muchos de vosotros os sonaran. Podríamos decir que representan a las 3 principales «patas» que sostienen al vehículo eléctrico; Fabricantes de automóviles (Fisker y Coda Automotive), baterías (A123) y soluciones para la recarga (better place). Os cuento como fue su ascenso a los cielos y posterior caída a los infiernos, más conocida como «bancarrota»…



Fisker Automotive fue una firma de coches eléctricos creada en 2007 por Henri Fisker, diseñador entre otros de los Aston Martin DB9 o BMW Z8. Su sueño de tener un fabricante tomo forma cuando sacaron al mercado en 2008 el Fisker Karma, un «plug-in» acusado de usar tecnología Tesla. Hecho por el cual fueron condenados a pagar más de un millón de dolares a la compañía de Elon Musk.

Fisker Karma, el híbrido con extensor de autonomía . Precio +100.000€
Fisker Karma, el híbrido con extensor de autonomía . Precio +100.000€

Pese a esto, Fisker adquirió su propia planta de ensamblaje y recibió mucho dinero (casi 200M de dolares) de la administración americana. Además de ofrecer un producto caro y sin mucha aceptación en el mercado (estrellas de Hollywood y poco más) cometieron el error de tener como proveedor de baterías a A123, otro de los protagonistas de este articulo que se fue a pique con Fisker de la mano. Retirada masiva de baterías, reparaciones, cancelación de un nuevo modelo, retirada de ayudas publicas, 338 Karmas destrozados por el Huracan Sandy… La historia acaba con Henri abandonando el barco por «desacuerdos con la dirección» y la firma vendida a un inversor chino.

Better place llego como un elefante a una cacharrería, haciendo mucho ruido. Su idea inicialmente era buena, crear unas estaciones de intercambio para baterías de vehículos eléctricos. Ya no se trataba de recargar la batería en el menor tiempo posible, si no llegar y aparcar el coche entre unos raíles con una plataforma que extraía nuestra batería y la cambiaba por otra al 100%. La propiedad de las baterías se acababa con ellos, todas pertenecían a better place. La gran inversión que requerían estas estaciones (únicamente recurrían a fuentes de energía de origen renovable), la reforma necesaria en los vehículos (se probó con Renault Fluence, un modelo que de superventas tuvo poco…) y un desarrollo de la movilidad eléctrica más lento del previsto acabo con un interesante proyecto con ciertos rasgos utópicos.

La historia de la firma californiana Coda Automotive es la de una compañía fabricante de baterías de tecnología LiFePO4 que se alía con un constructor chino, Hafei, para vender coches eléctricos «como churros». Su modelo, el Coda Sedan, con un diseño de dudoso gusto, solo estuvo a la venta en el propio estado de California. Su punto fuerte eran los 140km reales de autonomía y un precio contenido en EEUU ($25.000 con ayudas).  Unas pobres 100 ventas y proyectos paralelos acabaron con su musculo financiero, entrando en bancarrota en mayo del 2013.

Estación de intercambio de baterías de Better place
Estación de intercambio de baterías de Better place

A123 Systems saltó a la fama en 2005 cuando anunció una nanobatería de Li-Ion junto con el MIT. A partir de ese momento el fabricante de baterías recibió apoyo de la Administración americana, premios y contratos con firmas automovilísticas como el firmado con GM y Think, para montar su pack de baterías L20 en el famoso Think City. A123 llegó a trabajar con los tres grandes (GM, Chrysler y Ford) y todos los estados le abrían sus puertas para acoger fabricas de baterías. En 2009 la empresa salió a bolsa y selló una joint-venture con SAIC, un gigante automovilístico chino.

Tan alta era la previsión de fabricación de baterías de ión de litio que en 2010 A123 tenia la mayor factoría de baterías del mundo, situada en Michigan. A principios de 2012 se detectó un defecto en sus celdas (entre otros afectados la ya nombrada Fisker) que produjo la cancelación de muchos contratos de suministro. Meses después A123 se declaraba en bancarrota debido a un gran volumen de pasivos financieros, provocando el desmembramiento de la compañía y su venta a Johnson Controls, Wanxiang America y Navitas Systems.

 

Jose Manuel Rabadán Director de Electromovilidad

 

 

 

 

 

https://twitter.com/jose_rabadan

 

 

(Elaboración propia)

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